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martes, 22 de noviembre de 2011

Presidente Correa ratificó su apoyo a los despidos en sector público. Ecuador - YouTube

"Hay corrupciones evidentes, pero que no se pueden demostrar. Y tenemos que actuar en beneficio del pueblo ecuatoriano."
Esta declaración dicha por el presidente de todos los ecuatorianos, Rafael Correa Delgado, me parece es la declaración oficial -ya de frente y sin el menor rubor de su parte- de que la República de Ecuador es una tierra en el que manda sin oposición el que tiene el poder de turno, y no manda el pueblo ecuatoriano en su conjunto, tal y como lo estipula la mera Constitución ecuatoriana (todos somos iguales ante la ley).
Hasta el peor de los criminales no se lo puede -por supuesto, esto es en una sociedad donde reina correctamente el sistema democrático- meter preso sin la debida y comprobable evidencia que brinde de una forma incontestable el cometimiento de un acto reñido con la ley y la justicia.
Pero en Ecuador se está paulatinamente implantando un sistema de gobierno en que lo justo y lo legal se encuadra en todo aquello que sea dictaminado oficialmente desde la Presidencia de la República, postura política que rompe abierta y definitivamente con la institucionalización democrática de la sociedad ecuatoriana contemporánea, institucionalización que ha costado el sacrificio de vidas de muchos ecuatorianos en su lucha por legar a sus seres queridos un mundo mejor (más positivo, más justo, más sano, más pacífico, etc.).
El presidente de todos los ecuatorianos está, con su actitud intransigente y desvergonzadamente déspota, dejando carta abierta para que cualquier ciudadano ecuatoriano sea el día de mañana acusado o señalado por otro ciudadano de corrupto o mal elemento en su labor u ocupación, y no haya en absoluto la necesidad de comprobar judicialmente hasta no dejar duda la veracidad de la acción que dice el que acusa que este la cometió.
Una sociedad sin verdadera justicia es una sociedad sin la semilla que brinda la paz entre sus miembros.
Una sociedad (al igual que una familia, un hogar) sin paz como norma de convivencia es una sociedad enferma (no sana); es decir, es una sociedad encaminada con el tiempo a desaparecer, extinguirse, morir.

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