Sistema interamericano de derechos humanos | HOY

Solo por desconocimiento, prejuicios e improvisación se pueden proponer sistemas alternativos de defensa de los derechos humanos como respuesta al papel desempeñado por la Comisión Inetramericana de Derechos Humanos (CIDH) que, con la Corte Interamericana son dos instituciones que se han ganado el respeto y el reconocimiento continental. Los casos tratados por la CIDH comprende a todos los países americanos: los Estados Unidos, en casos, como abusos contra refugiados; las violaciones de lesa humanidad en las dictaduras del Cono Sur; los casos de muertes y desapariciones en países de América Central: dictadores de las más diversas gamas ideológicas han estado en la mira de la CIDH, con un trabajo de excepción. Si hay un logro evidente en medio de las debilidades del sistema interamericano ha sido la defensa de los derechos humanos por parte de los dos organismos con una trayectoria ejemplar: la CIDH y la instancia para tratar en el plano judicial los casos, la Corte Inteamericana. No responde a la realidad hablar de supuestos sesgos contra ciertos Gobiernos: el sistema interamericano de derechos humanos ha condenado en tiempos recientes violaciones de gobiernos tan dispares como los de Cuba, Venezuela, Colombia o México. Y puede servir para el consumo publicitario doméstico cuestionar el enfoque que la CIDH da a la libertad de expresión porque cuenta con una relatoría especial para la vigilancia de este derecho e inferir de ello que "se intenta imponernos la visión de la libertad de expresión anglosajona", como si ese derecho humano o cualquier otro no fueran patrimonio del avance de una conciencia universal por encima de particularidades étnicas, ideológicas, religiosas o de otra índole.
En buena hora que se multipliquen organismos de defensa de los derechos humanos. Siempre serán necesarios para defender a los ciudadanos de los abusos de los poderes autoritarios e intolerantes y de la dictaduras de un lado u otro.