Édgar Terán ha muerto - 17/Noviembre/2011 | Explored | Archivo de Noticias de Ecuador

No puedo dejar de expresar que me molesta que sus últimos años se hayan visto sobresaltados por un juicio torpe al que fue sometido por la intolerancia del caricaturesco y tropical “Robespierre"que, maniaco de los juicios, señorea por estos campos; y por el servilismo patético de un “Antoine Fouquier de Tinville”, codicioso y amanerado.
Édgar Terán no se dejó vejar por el juicio y se alejó del país siguiendo esa máxima de Lord Byron: “Si lo que Inglaterra dice de mí es verdad, entonces tengo que irme, pues no soy digno de ella; pero si lo que Inglaterra dice de mí no es verdad, de todos modos, tengo que irme, pues Inglaterra no es digna de mí”.
Al final, con la verdad, fue sobreseído definitivamente; mas el daño estaba hecho. Un ciudadano de sus quilates, llegado a una edad en la que se debe vivir del respeto de sus pares y del agradecimiento del país al que se sirvió con honor, no puede pasar por una bellaca acusación sin sentir que ha construido sobre la arena.
Quedan vivos y usufructuando del poder los insensatos que lo enjuiciaron. Lo que estos no saben es que la reserva moral de la República, a diferencia de los advenedizos, no se queda sola ni después de muerta. Sirvan estas letras para acompañar, simbólicamente, el féretro del doctor Édgar Terán.
Cuando pasen los años y la fulanía que hoy come con gula de lo que llaman revolución sea fiscalizada por sus extravagancias y auto generosidades, veremos si buscan, para su defensa, a sus propios tinterillos ahora disfrazados de personajes importantes, o acuden a abogados de la talla que tuvo el doctor Terán. La lógica, el sentido común y el instinto de conservación les hará buscar la mejor defensa posible; y allí, posiblemente, se rasgarán las vestiduras, y hasta ellos hablarán bien de los que, infamemente, han perseguido.