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jueves, 2 de febrero de 2012

Plutarco Naranjo : Falacias y medicinas genéricas - NOV. 15, 2011 - COLUMNISTAS - EL UNIVERSO

Hace aproximadamente cincuenta años comenzó una lucha comercial entre medicamentos de marca registrada y medicamentos genéricos. Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial, el 90% de los medicamentos provenía de la flora medicinal, de la cual se obtenían extractos o polvos para la preparación farmacéutica. El médico indicaba en su receta qué substancia había de utilizarse y en qué cantidad, a fin de que el farmacéutico preparara los medicamentos que, por entonces, se llamaban “galénicos” o “magistrales”. Terminada la guerra, los grandes laboratorios norteamericanos y europeos se lanzaron a una nueva etapa histórica, aquella de sintetizar químicamente sustancias con propiedades terapéuticas. Esta síntesis implicaba la creación de nuevas moléculas que luego tenían, obligatoriamente que pasar por controles farmacológicos y clínicos para llegar a la categoría de medicamentos. Todo ello tenía un costo que actualmente se cifra en millones de dólares y años de trabajo. Pero los costos no fueron tan elevados en los primeros años. Cada laboratorio patentaba su invento, es decir el procedimiento de síntesis, y ello le permitía poner el precio al medicamento ya aprobado por las autoridades correspondientes y comercializarlo de modo exclusivo por el tiempo de validez de la patente. Terminado el periodo de la patente, cualquier otro laboratorio, con capacidad técnica, podía sintetizar esa misma materia prima, fabricar los medicamentos y venderlos a precio mucho menor, pues ya no era viable (ni justificable) cargarles los costos de síntesis y demás trabajos. A estos productos se llamó medicamentos “genéricos” o, según el nombre dado por la Organización Mundial de la Salud: “Denominación Común Internacional” (DCI). El propósito del DCI era dar a cada sustancia utilizada como medicamento, una denominación específica, reconocible, que evitara confusiones. Así, pacientes y médicos en todo el mundo, tuvieron un léxico común para discernir el medicamento pese a los innúmeros nombres comerciales.

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