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miércoles, 1 de febrero de 2012

Buzón de lectores - 09/Noviembre/2011 | Explored | Archivo de Noticias de Ecuador

El folclor ecuatoriano.
Por José Fernando Gómez Rosales.
Pensar no parece ser arte de los ecuatorianos. Las cosas se hacen por continuidad, por “vis a tergo”, no porque se busque solucionar problemas. Parece que pensar implica un acto volitivo difícil de realizar y que las personas prefieren ahorrarse el trabajo de buscar soluciones mejoradas a los problemas.
Motivado por la Feria de Ganado, pasé por el “cuarto puente” y me llamó la atención que, ahora, cada puente tiene una velocidad límite diferente, pues el indicado permite ir a 80 km/h, mientras en los otros, el límite es 70 km/h. ¡Eso sí! Hay que tener muy buena vista, porque los letreros son tan pequeños que hay que detener la marcha para poder leerlos.
Otra genialidad ecuatoriana son los letreros en la vía Perimetral a Samborondón, donde ahora se ha eliminado el límite de velocidad. En ambas vías, a la altura de la salida de la UESS, hay un letrero que indica “fin límite de velocidad”, aunque pocos metros después, hay otro que dice “disminuya la velocidad”. Parecería que lo que se busca es multar y no prevenir accidentes.

Nos echaron del puesto.
Por Gonzalo Jaramillo.
Por primera vez en los 17 meses que laboré como cirujano general en el hospital de Otavalo, he llegado temprano a casa y, ante la tierna felicidad de mis hijos y la compasiva mirada de mi esposa, que me preguntaron por qué llegue pronto, les dije: "Me echaron del puesto".
Pero no fue por vago, pues dedique todo el tiempo al servicio de mis enfermos, las rondas nocturnas, el pasar visita sábados y domingos, el incluir en mi rutina los martes de docencia a los residentes (el hospital no es docente), el dar ocho a 10 turnos más de los 20 que me asignaban.
Mis evaluaciones de desempeño fueron superiores a 92/100, he operado un promedio de 39 pacientes por mes, introduje la cirugía mínimamente invasiva en el hospital, más de 480 cirugías laparoscópicas de vesícula, más de 100 apendicetomías, laparoscópicas, hernioplastias laparoscópicas, etc.
Asimismo, en mi archivo personal, tengo un tasa de infecciones del sitio operatorio menor al 2%, el porcentaje de reintervenciones en un mismo mes inferior al 0,5%, complicaciones menores al 3%, complicaciones mayores inferior al 0,3%, mortalidad de menos del 0,3%, el índice de regreso a controles en el primer mes es del 95%, al tercero del 92% y al sexto del 82%. Pero me echaron del puesto.
En el hospital, colaboré en la gestión del primer director quichua de la historia del cantón, se logró plantear, con mi colaboración, proyectos de innovación en atención hospitalaria; hoy, los pobres pueden realizarse artroscopías, se han colocado más de 800 prótesis de cadera y rodilla en tres años, pero esto fue hasta el martes 25 de octubre, pues un edicto estableció que solo se abra fichas para la gente de Otavalo. De paso, al único tratante quichua, especialista en Pediatría y máster en Gerencia en Salud, también le echaron del puesto, a sus 39 años.
Considero que, tal vez por haber apoyado que se implementen procesos de salud intercultural, como el parto culturalmente adecuado, proceso que fue liderado por una enfermera con maestrías en administración hospitalaria y en administración y negocios, especialista en género y políticas, de 43 años, exdirectora del hospital, con 19 años de servicio, también la echaron del puesto.

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