¿Estás de acuerdo con el enunciado y por qué?

viernes, 3 de febrero de 2012

Desde mi corazón para la Tita |  HOY | 16/Noviembre/2011

Unas cuatro horas antes de tu partida definitiva, te miraba impotente entre cables e implementos médicos; te decía al oído: "despierta para ir a molestar a Raúl (mi hermano menor a quien buscabas cada mañana al despertar)"; nunca podré saber si me escuchabas, pero a mi madre y mi hermano nos queda la conciencia tranquila de haberte amado con hechos y no con palabras; nos queda el corazón en paz porque en todo momento buscamos que disfrutaras tus últimos días porque no merecías menos. Como siempre, estamos solos los cuatro: esta madrugada en esta fría sala no te dejamos sola. Tú, encerrada en un cajón, y nosotros extrañando tu vitalidad, tu mal genio y tus travesuras. Nos harás mucha falta: ni en la peor pesadilla me hubiera imaginado una vida sin tus ojitos negros que fueron luz en muchos momentos de mi infancia.
Si el personal del pensionado de la Junta de Beneficencia de Guayaquil no te hubiera tenido dos horas en la acera sin que recibir atención médica, olvidando tu dignidad como ser humano, a pesar de lo grave que era tu caso y aunque había dos espacios vacíos en la sala de emergencia, quizá hoy seguirías llenando nuestros días con tus dulces locuras. No acuso, solo denuncio lo que te hicieron y que seguramente sufren a diario muchas otras personas.
Con pasos lentos, marcaste huellas; con dulce mirada, observabas con firmeza; nunca soltabas el bolso, pero siempre fuiste muy generosa; y, recorriste 96 veranos, pero con intensidad, compartiendo, luchando, construyendo, formando y viviendo.
Ausencia inesperada, ayer regresé por unos minutos a la casa y no te encontré frente a la tele: cuando eso sucedía, te buscaba en todas las habitaciones hasta encontrarte. Ahora sólo debo resignarme a encontrarte entre mis recuerdos, en el queso de leche y las hayacas que preparabas, en los paseos que tanto disfrutabas, en tu hija, en mi hermano y en cada hermosa experiencia que compartimos juntos.
Tengo tanto que decir; pero no es fácil cuando la tristeza lanza gritos mudos desde el corazón. Contigo se va una parte importante de mi historia. Recuerdo que apretabas fuerte mi mano cada vez que viajaba o debía ausentarme, con la misma fuerza te hubiera rogado que te quedes con nosotros.
Desde mi corazón agradecido contigo, pero golpeado por la tristeza, te dedico estas líneas mi amada Tita, como te decíamos con cariño. Ya no estás sonriendo, pero nos arrancaste muchas sonrisas y eso te hace inolvidable. Como nunca te olvidaremos, jamás morirás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario