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lunes, 19 de diciembre de 2011

El viernes kaki - 23/Diciembre/2010 | Explored | Archivo de Noticias de Ecuador

Que el presidente de la República de Ecuador se haya fijado como uno de los objetivos de su política revolucionaria el desacreditar la libertad de comunicación es evidente. Los sábados presidenciales de estos años son prueba de ello. En un comienzo, parecía una encantadora ligereza de una persona exaltada por un ideal. Sin embargo, decenas y decenas de sabatinas en las que se ha venido desacreditando a los medios de comunicación social particulares con medias verdades y mentiras manifiestas obedecen, sin duda, a un propósito manifiesto.
Al leer las páginas de la historia del fascismo, del nazismo, del franquismo, del estalinismo, del fidelismo, del maoísmo, del chavismo, se comprueba que el ataque a los medios de comunicación particulares fue la estrategia fundamental para desacreditarlos, para volver creíble la propaganda oficial, para evitar que el líder supremo transparentara su ejercicio, y que no llegara a las masas crédulas la corrupción, compañera inevitable del poder absoluto. Se dirá que no fue el líder el que ordenó la agresión a Vanguardia. Que así sea. Pero el liderato cada vez más absolutista genera seguidores ávidos de hacer méritos e ir más allá que el mismo jefe. Así, pues, la agresión a la revista Vanguardia constituye un eslabón de miedo en la cadena para esclavizar la libertad de comunicación.
Que esta agresión para esclavizar la libertad de prensa sea con miras a la campaña de 2012 y 2013 es muy probable. Si los hoy supuestos casos de enriquecimiento ilícito y de alegre despilfarro de una montaña de dinero llegaran a documentarse en tiempos de campaña, el efecto sería catastrófico. Hay que detener la investigación a tiempo. Hay que meter miedo. Hay que atacar primero. El fin de la revolución ciudadana y socialista lo justifica todo y requiere de un líder que permanezca en el poder por muchos años.
El martes negro de noviembre justificó el derramamiento de sangre. El viernes kaki de diciembre es un eslabón en la cadena de miedo. Que la masa ingenua no tenga que llorar semanas tal vez rojas en los años venideros.

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