Desde la perspectiva oficial (y única) que quiere establecer como ley de la República de Venezuela el Gobierno de Hugo Chávez por todos los medios posibles, ahora se consolida de una forma legal justamente lo que ya muchos estaban de cierta manera esperando que ocurra: que toda persona que no difunda información u opinión que no encaje con lo que ellos determinan como legal y correcto, estará prácticamente fomentando "apología al delito, zozobra, alteración al orden público, odio por razones políticas o desconocimiento del ordenamiento jurídico".
Gracias a la fiel transmisión de lo que ocurrió en las cárceles de El Rodeo I y II efectuada por los trabajadores de la empresa de televisión "Globovisión", se pudo ver en imágenes para toda Venezuela y el mundo la manera cómo la Guardia Nacional y el Gobierno enfrentaron de una forma caótica, descoordinada y harto agresiva la situación de volverlos a poner a los recintos carcelarios mencionados en orden; lo que de paso -hay que aclarar- no hicieron los medios de comunicación oficiales, como "Telesur". Una situación que forma parte de un proceso que al final explotó tremendamente, debido más que todo al abandono en todos las formas que uno pueda imaginarse de los presos, abandono que fue paulatinamente durante los doce años de Gobierno chavista agravándose hasta llegar a niveles muy serios de una convivencia de odio, tal y como se pudo comprobar por el espantoso hacinamiento a que eran los presos sometidos y, asimismo, por la cantidad y, sobre todo, por la calidad de todo tipo de armas, desde un simple puñal hasta granadas y ametralladoras, las que fueron requisadas por las autoridades encargadas de regresar el orden. Todo este relajo solamente salió por las pantallas de Globovisión, y no por las de Telesur.
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