Cualquier lamentación parece inútil, desfasada e inoportuna. Los tiempos han cambiado. El pasado está aparentemente adormecido. Las masacres se han olvidado, o a lo mejor han renacido con otro nombre. Sin embargo, para impedir cualquier olvido, las Naciones Unidas decretaron que el 27 de enero de cada año se dedique al Día Internacional en perpetua Memoria del Holocausto.
La cadena del sufrimiento judío, cargado de misterio, atraviesa el curso de la historia humana marcando la señal de una advertencia, un testimonio y una llamada. Que al menos unas horas en el año la humanidad se acuerde de esos sórdidos momentos de tanto gas, sangre, odio, venganza y duelo.
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