La sanción del Consejo de la Judicatura a los jueces que aceptaron el pedido de clonación del disco duro hecho por los demandados, en vez de ordenar una investigación para aclarar semejante denuncia, evidencia la ausencia de independencia de este organismo de reciente data. Y, todo esto, bajo la férula de un estado de excepción en la justicia impuesta por el Ejecutivo. Si hurgamos en la memoria histórica del Ecuador difícilmente encontraremos un proceso que equipare al de El Universo, donde el debido proceso ha sido burlado. Se sabe que a los imputados les admitieron tres pruebas; al demandante, 29. Todo esto bajo la "tutela" policial, que decidía quien ingresa y quien no a las audiencias, en un caso que involucra al poder político.
La libertad de expresión en Ecuador tiene un antes y un después del caso de El Universo: La sentencia es desproporcionada y absurda, y se la impone cuando la legislación de América Latina ha despenalizado el desacato y la injuria contra las autoridades.
La sentencia de marras pone al Ecuador entre las naciones que se burlan de los Tratados Internacionales, aunque la Constitución de Montecristi dispone lo contrario.
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